Las relaciones afectivas son una parte fundamental de nuestras vidas. Pero cuando una relación deja de ser fuente de bienestar y se convierte en una necesidad constante, aparece lo que en psicología llamamos dependencia emocional.
Superar la dependencia emocional no consiste en “dejar de querer”, sino en aprender a quererte también a ti misma/o, a tomar decisiones desde la autonomía y no desde el miedo a estar sola/o. En este artículo te contamos cómo se manifiesta la dependencia emocional, qué consecuencias puede tener y, sobre todo, cómo tratarla desde la terapia psicológica.
La dependencia emocional es un patrón de vínculo afectivo en el que una persona siente que no puede vivir o estar bien sin su pareja (o, en algunos casos, sin una figura específica). Suele implicar una fuerte necesidad de aprobación, miedo al abandono, baja autoestima y dificultades para poner límites.
No se trata solo de “querer mucho”, sino de sentir que sin la otra persona no se es nada. Esa sensación puede llevar a aguantar relaciones insanas, a dejar de priorizarse o a perder el contacto con una misma.
Desde la psicología trabajamos para entender ese origen, validar el dolor que pueda haber detrás y construir nuevas formas de relacionarnos que no estén basadas en el miedo o la necesidad.
Superar la dependencia emocional no significa dejar de querer o volverse “fría/o”. Se trata de aprender a construir relaciones más sanas, basadas en la libertad, la confianza y el respeto mutuo.
En terapia trabajamos en varias direcciones:
No es un proceso inmediato, pero sí es un camino transformador. La dependencia emocional no define quién eres, solo muestra una herida que puede ser atendida y sanada.
Sí. De hecho, una de las grandes metas del proceso terapéutico es recuperar la capacidad de amar sin dejar de ser tú. Poder construir vínculos desde la elección y no desde la necesidad, desde el deseo y no desde el vacío.
Cuando empiezas a sentirte bien contigo misma/o, ya no necesitas que el otro te “complete”. Puedes estar en pareja o no, pero lo haces desde la libertad emocional. Y eso es profundamente reparador.
Las relaciones sanas no son perfectas, pero se construyen desde el respeto, la escucha y el equilibrio. Y cuando dejas atrás patrones de dependencia, aprendes a amar de una forma mucho más libre, consciente y verdadera.
En Inmaculada D. Ángel acompañamos a personas que atraviesan relaciones marcadas por la inseguridad, el miedo o el exceso de entrega. Si sientes que estás en una relación de la que no sabes salir, que te cuesta poner límites o que tu bienestar depende del otro, puedes trabajar todo esto en terapia de pareja o de manera individual. Te ayudamos a recuperar tu voz, tu espacio y tu bienestar.
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