Eyaculación Precoz y Estilo de vida 

El trastorno de eyaculación precoz es una disfunción sexual masculina, en la que técnicamente podríamos decir que el hombre eyacula antes de lo deseado durante la relación sexual, las consecuencias psicológicas que puede desarrollar la EP deben ser tenidas en cuenta, y en la medida de lo posible afrontarlas a tiempo resulta clave, de esta forma evitaremos la inestabilidad emocional que genera y termine por perjudicar las relaciones íntimas o de pareja.

Aunque la alimentación y el estilo de vida no son la causa principal del trastorno, podrían influir en su aparición o agravamiento; algunos cambios en la alimentación y estilo de vida que podrían ayudarnos en el manejo de la EP son:

  1. Una dieta equilibrada y saludable, puede ayudar a mantener un peso adecuado y mejorar la salud en general. El exceso de peso y la obesidad se han relacionado con un mayor riesgo de disfunción eréctil y problemas sexuales en general. Huye de las grasas saturadas y aumenta el consumo de frutas, preferiblemente de medio a bajo índice glucémico (sandía con moderación, por su alto nivel glucémico, pero rica en una sustancia conocida como citrulina, que relaja y dilata los vasos sanguíneos. El ajo también ayudará a una mejor vascularización (más flujo de sangre), al igual que la granada que puede mejorar la calidad de la erección hasta en un 32%.)
  2. Reducción del consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede afectar la función sexual, incluyendo la eyaculación precoz. Se recomienda reducir la cantidad de alcohol consumido o, idealmente evitarlo por completo.
  3. Reducción del consumo de tabaco: El tabaco también puede afectar la función sexual y se ha relacionado con la disfunción eréctil. Se recomiendo reducir o evitar su consumo. Si eliminamos el alcohol y tabaco, sustituyéndolos por hierbas medicinales como la Epimedium, la yerba mate… estaremos adelantando parte del trabajo.
  4. El ejercicio físico regular puede mejorar la salud cardiovascular y reducir el estrés, lo que puede mejorar la función sexual en general. Al incidir en la reducción del cortisol en sangre, aumentando los niveles subjetivos de bienestar que, sin duda va a ayudarnos a reducir la ansiedad de anticipación o de ejecución.
  5. Técnicas de relajación: El estrés y la ansiedad pueden contribuir al desarrollo de la eyaculación precoz. Las técnicas de relajación, como la meditación, pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. La sola idea de tener sexo puede hacer que el hombre se ponga nervioso y empiece a hacer respiraciones cortas y a ritmo elevado. Desafortunadamente esto es la antesala de una eyaculación precoz en un alto porcentaje de las ocasiones.

Una respiración adecuada durante la relación sexual es fundamental, así que coge aire y realiza 10 respiraciones lentas y profundas antes de empezar. Inspira profundamente el aire por la nariz y exhálalo por la boca de forma rítmica. También puedes probar con los ejercicios de Kegel, o ejercicios destinados a fortalecer los músculos pelvianos. Consisten en la contracción y relajación de estos músculos en intervalos de cinco segundos y de forma sucesiva. Con ellos aprenderás a controlar los músculos que influyen y controlan la eyaculación.

  1. Aparta los pensamientos negativos. Convéncete de que nada tiene por qué ir mal, ya sabes dónde radica el error y tienes las herramientas necesarias para controlarlo. Conoces la respuesta de tu cuerpo ante la excitación, así que déjate llevar y disfruta.
  2. Terapia sexual: La terapia sexual es una opción de tratamiento, un especialista en psicoterapia sexual puede ayudar a identificar las causas subyacentes del trastorno y ofrecer técnicas para mejorar el control eyaculatorio. Habla con franqueza y sin dobleces de lo que sientes. Guardar para ti tus dudas y sentimientos solo empeorará la situación. No te obsesiones y mucho menos eches la culpa al otro. La comprensión y diálogo son claves, pide ayuda a tu pareja. Nunca hay que culpar al hombre de lo que le está pasando y ante todo hay que tratar de poner remedio en pareja. Con buena voluntad por parte de ambos el problema no tiene por qué ir a más y puede remitir.

Es importante que recordemos que cada persona es diferente y que lo que funciona para una persona no puede funcionar para otra. Por tanto, se recomienda consultar con un médico o psicoterapeuta sexual para obtener recomendaciones específicas para cada caso individual.

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